SANIDAD DEL ALMA
JEHOVA,
TEN MISERICORDIA DE MI; SANA MI ALMA, PORQUE CONTRA TI HE PECADO. SAL. 41:4
Evidentemente
el Salmista escribió esta suplica en momentos dolorosos de su vida, estaba
siendo perseguido por sus enemigos, y hallándose físicamente y moralmente
enfermo. El decidió que Dios lo examinara y sanare su alma, y reconoció que
tenia que ir al medico del alma para que su alma fuera sanada. El reconoce que
su alma esta enferma, reconoce que el único que lo puede sanar es Dios, y
además reconoció la necesidad de ir ante El.
I.
Es necesario reconocer la
enfermedad. Sana mi alma
A. No es un fariseo porque estos
creían que no tenían necesidad del medico. El cual Jesús les dijo lo que tienen
de medico son los enfermos.
B. El reconoce que esta mal en su
carácter y en su relación con Dios. El confiesa he pecado, es decir el Salmista
ve la necesidad de confesarlo. La Palabra de Dios dice El fiel justo para
perdonarnos y limpiarnos de toda maldad.
C. Sentía las consecuencias de su
enfermedad, que es la mas terrible del mundo y esta enfermedad es llamada el
pecado.
II.
Reconoce a Dios como su único
sanador del alma. Sana mi alma.
A. Entiende que necesita ayuda, y
es necesario acudir al medico divino. El no confiaba en sus sacerdotes, ni
mucho menos en sacrificios de animales, como era lo correcto en esa época.
B. En su desesperación, por su
dolor, reconoce cual es el único sanador. El como rey, tenia privilegios, y
podía usar su autoridad, pero con la enfermedad del alma, entendió que hay uno
solo que podía sanarlo. En esta no importaba su autoridad, sino en la autoridad
del creador de los cielos y la tierra.
III.
El reconoce de ir en busca de la
misericordia de Dios. Ten misericordia de mi.
A. El no iba al medico para
desafiarlo en sus conocimientos, como muchos pacientes hacen para ver y estar
seguros que el medico si sabe, ni
tampoco fue con una actitud de excusas, o de no reconocer su responsabilidad.
B. El buscaba la misericordia de
Dios en su enfermedad, y reconoce la culpa de su pecado. El entendió que
ofendió la soberanía de Dios, y con ello sabia que consecuencias. Es como el
leproso en su enfermedad encontrada en el libro del Nuevo Testamento Mateo
8:1-3 donde este hombre dice claramente se postro ante El, diciendo: Señor, si
quieres, puedes limpiarme, es
lo mismo este hombre clama Señor ten misericordia de mi, y como afirmación
ocurrió un milagro la lepra de este hombre desapareció.
Usted hoy puede venir como este
no importa su condición, Dios promete limpiarlo del pecado, y hacer de usted
mas blanco que la blanca nieve, así que no dude en venir al que tiene la fuente
de vida eterna que es nuestro Señor Jesús.
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